El vicepresidente de los EEUU, Dick Cheney en una ceremonia militar de alistamiento de tropas en el Fuerte Stewart, 21 de Julio 2006. Foto Casa Blanca por David Bohrer.
Nuestra sociedad planetaria vive un cambio histórico sin precedentes. El control del sistema informativo masivo mundial por una élite muy poderosa. La mentira y la guerra son sus principales artimañas para llevarnos adonde no queremos ir. El control del pensamiento y de la opinión mediante la información mediática es su estrategia. El experimentado periodista italiano Giulietto Chiesa y actual eurodiputado nos explica cómo funciona esta maquinaria.
1. Comunicación y democracia
Son pocas las personas capaces de esbozar un cuadro de la situación actual del planeta. Pero eso no quiere decir que no haya nadie que vea dicha situación. Aquellos que disponen de información tienen más oportunidades de ver el presente, y también una parte nada desdeñable del futuro.De todos modos, es cierto que la gran mayoría de la población, incluyendo a quienes toman decisiones y tienen cierto poder, no disponen de dichas informaciones. ¿Por qué? Porque vivimos en un sistema de comunicación, y no sólo de información, que no da noticia del mundo en que vivimos, que incluso nos proporciona una imagen completamente falseada y nos impide ver qué ocurre.
Pongamos un ejemplo. En Italia hemos conocido todos los detalles del crimen de Cogne , el de aquella madre que posiblemente mató a su hijo. Fue el tema principal de la prensa escrita, de los telediarios, de los programas de cotilleo y de debates televisados. En fin, ha sido el acontecimiento más comentado, analizado y discutido por los medios de información durante los primeros meses del año 2002, y como resultado, también por el público. ¿Qué hay en juego en este tema? ¿Tiene alguna influencia sobre la «conciencia» colectiva? Sin duda alguna ejerce una fuerte influencia en numerosos aspectos. Pero lo que está en juego salta a la vista inmediatamente: al ocupar las primeras páginas de la prensa durante todo un mes, la madre de Cogne (en esto, inocente) ha eclipsado el resto del planeta.
El mundo entero ha desaparecido bajo ese sudario, incluidos los bombardeos estratégicos estadounidenses que ametrallaban por entonces los valles de Afganistán.Casos de ese tipo, incluso más sorprendentes todavía, son innumerables.
Pongamos otro ejemplo para ilustrar el hecho de que todo el sistema de comunicación e información por completo está construido y funciona para burlarse de todos nosotros y llevarnos adonde «ellos» quieren. A mediados de noviembre, cuando los tadjik llegaron a Kabul y la «conquistaron», la prensa escrita y los telediarios italianos más importantes (y también los menos importantes), la Repubblica, la Stampa, el Corriere della Sera, [los telediarios] Telegiornale1, Tg2, Tg3, Tg4, Tg5, Tg6 y Tg7 nos informaron de que las mujeres afganas se habían quitado «por fin» el burka y que los hombres se habían afeitado «por fin» las barbas.
Ahora, ya lo sabemos, esas noticias eran falsas; pero con eso no queda todo dicho. Tampoco basta con decir que los que las escribían, las enunciaban y las publicaban tendrían que haber sabido que se trataba de noticias falsas. Yo también soy periodista y me ha ocurrido haber dado una información errónea, llegar demasiado tarde a un hecho, proporcionar una interpretación falsa, pero eso ocurre una vez y le ocurre a una sola persona.¿Es posible que el conjunto de los periódicos y los medios de comunicación de masas nos hayan dado por casualidad, por negligencia, por incomprensión, durante semanas enteras, dos noticias completamente falsas? No puede haber sido un error. Los directores de todos los periódicos y los telediarios han movilizado a sus mejores editorialistas para que nos cuenten esas dos patrañas durante semanas enteras.No es una casualidad. Es tan sólo la demostración más notoria de que el sistema de comunicación en su conjunto no funciona sobre la base de la verdad y de la información correcta, sino con el objetivo de difundir noticias que proporcionan una cierta interpretación de la realidad o de disimular ciertas partes de la realidad en beneficio de otras que hacen mejor servicio a los mecanismos de la dominación y que son más cómodas de contar.
Se podría argüir que siempre ha sido así. Pues bien, yo digo que no ha sido siempre así. Lo que ocurre hoy día en este terreno es muy, muy diferente de lo que ocurría en el pasado. Actualmente vivimos una nueva época histórica, nos encontramos en un viraje decisivo de la historia. Eso no ocurre a menudo. A menudo sucede que durante largos periodos de tiempo no hay grandes cambios estructurales.
En primer lugar, es esencial entender esto. Y entender, en segundo lugar, que la comunicación y la información constituyen los instrumentos decisivos de esta mutación estructural histórica, constituyen los cimientos, la base.Sin esta base, este cambio no hubiera tenido, y no tendría, tanta importancia histórica. Es importante entender todo esto, porque o bien somos capaces de hacerlo (y entonces podríamos defendernos), o bien no somos capaces, y entonces estaríamos vencidos.
Por otra parte, como dichos procesos se desarrollan tan rápidamente, hay que comprender rápido, por así decirlo. El tema de la comunicación, y el de la democracia en la comunicación, se ha vuelto esencial para cualquier lucha que intente defender la democracia de nuestro país. O somos capaz de tratarlo, o perderemos la democracia.Una comunicación indecente (es decir, desprovista de valor intelectual, de decencia, de cultura) y manipulada (es decir, engañosa, bajo las múltiples formas que pueden inducir al error a aquellos que la reciben) priva a la población de medios intelectuales para defenderse. Un país no se puede considerar una democracia si una gran mayaría de su población está sometida a una comunicación manipulada y a una información fundamentalmente falsa.El cuadro que tenemos ante nuestros ojos nos muestra que están a punto de robarnos la democracia, aunque no nos impidan ir a votar. Mejor; así seguiremos yendo a votar sin darnos cuenta (u olvidando) que el ejercicio de la democracia es algo muy distinto del ejercicio del voto. Este último no es más que una parte necesaria, pero no suficiente, para que se pueda calificar a una sociedad de «democrática». Pero es evidente que el ejercicio del voto pierde todo su sentido y se convierte en un procedimiento puramente formal si los votantes ya no están cualificados para elegir, para ver la diferencia entre las variantes, entre los programas, entre las opciones. Y la información es lo que nos permite saber qué nos conviene elegir.
Giulietto ChiesaParlamentario europeo y periodista. Italia.Fuente:
Otros enlaces:
http://www.giuliettochiesa.it/
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