29 de diciembre de 2007

UNA PELÍCULA *DIC 07*


CRÉDITOS

Título original: Lost Horizon
Director: Frank Capra
Año: 1937
Duración: 128 min.
Productor: Frank Capra
Fotografía: Josph Walker, Gene Milford
Guión: Robert Riskin, sobre la novela de James Hilton
Música: Dimitri Tiomkin
Dirección musical: Max Steiner
Diseño de producción: Stephen Gooson
Montaje: Gene Havlick
Producción: Columbia Tristar
Intérpretes: Ronald Colman (Robert Conway), Jane Wyatt (Sondra), John Howard (George Conway), Maria (Margo), Thomas Mitchell (Henry Barnard), Edward Everett Horton (Alexander P. Lovett), Isabel Jewell (Gloria Stone), H.B. Warner (Chang), Sam Jaffe (Gran Lama)






LA PELÍCULA

Horizontes perdidos es una de esas películas que quedan en la memoria de todos los cinéfilos. ¿Quién no recuerda el nombre de Shangri-la, la mítica ciudad tibetana llena de misterio y atractivo? La película se basa en la novela que James Hilton publicara en otoño de 1933. Esta novela impresionó a Capra, que decidió adaptarla al cine inmediatamente, haciéndose con los derechos, por los que también estaba interesado King Vidor. El argumento le ofrecía un vehículo excelente para poder expresar su idealismo, sus principios éticos y su interés por mostrar el lado bondadoso de la humanidad. Esta filosofía se vería reflejada en muchas de sus películas como pueden ser Vive como quieras (1938), Juan Nadie (1941) o Qué bello es vivir (1946).

Horizontes perdidos fue una película cara, muy cara para la época y para un estudio de tamaño medio. Pese a que obtuvo una gran popularidad no consiguió recuperar su inversión inmediatamente. El enorme costo de producción -2,5 millones de dólares- hizo que los estudios Columbia quedaran prácticamente sin presupuesto durante el resto de la temporada; sin embargo, supuso también su lanzamiento cualitativo, pues dejo de ser considerada una productora modesta para convertirse en una de las majors de Hollywood. La película obtuvo siete nominaciones a los Oscar de la Academia, de los que obtuvo dos de ellos: al mejor montaje (Gene Havlick y Gene Milford) y a los mejores decorados (Stephen Gooson).

La historia muestra las aventuras de Robert Conway, el "hombre de oriente" de la Corona británica en China. Evacuando la ciudad de Baskul en 1935, su avión es secuestrado. En el viaje le acompañan su hermano y otros pasajeros que se ven arrojados esta aventura contra su voluntad. Después de un aterrizaje forzoso, que conduce a la muerte del piloto, son rescatados por una expedición de búsqueda que los conduce a una ciudad perdida en un valle del Himalaya.
Esta ciudad es Shangri-La, que se convertiría en referente de las ciudades míticas para las generaciones posteriores. Conway va descubriendo que su secuestro ha sido planeado porque se espera de él que cumpla una importante misión. Shangri-La fue fundada por el padre Perrault que, gracias al "microclima" existente en el valle, ha visto prolongada su vida por espacio de mas de 200 años. El ya Gran Lama pretende que Conway asuma su sucesión cuando él fallezca.

Shangri-La es la utopía que todos buscamos. Un lugar de paz, donde todos conviven sin discriminación y respetando a los demás como forma básica de entender la vida, y además posee una particularidad muy interesante: la ciudad y el valle, libres de toda contaminación exterior, prolongan la vida. Hombres y mujeres de cien años de edad conservan el aspecto de jóvenes de treinta.
La película se realizó en plena ebullición de conflictos en todo el mundo. En Europa se estaba produciendo el auge del nazismo, China se encontraba en guerra y Japón e Italia se rearmaban para una guerra previsible. En ese clima bélico y pre-bélico, Capra exorcizó sus demonio creando la utopía en un remoto y apartado lugar. Este lugar es un refugio que permanece aislado y que tiene poco contacto con la sociedad. Apenas cada año una expedición de sherpas llega a la ciudad para intercambiar productos y traer noticias. La utopía existe, pero es una utopía cerrada en sí misma, sin contaminar, pero sin aportar nada a la humanidad.
Se presenta casi como un arca de Noé estática donde se preservará lo que de bueno tiene la sociedad. Es una institución ensimismada que vive bien, pero sin preocuparse excesivamente del resto del mundo.
Esta sociedad diferente conlleva en sí misma el abandono del resto de sus congéneres para vivir una vida excelente pero, se diría, muy egoísta. La utopía, pues, se contradice al atribuirse una superioridad moral y ética que posee sin duda, pero marginando todo lo demás.
Sin embargo, como toda utopía contiene los arquetipos que las caracterizan: la bondad, la calidad de vida, el respeto y la paz conviven e interaccionan con los elementos discordantes de esa misma sociedad. Por ejemplo, Margo, una huérfana superviviente de una expedición que vive en la ciudad desde cien años atrás, no ha sido capaz de adatarse a esa vida y quiere salir de esa sociedad. Lo conseguirá pero pagará muy caro ese deseo. O el hermano de Conway que, recién llegado, no concibe poder vivir allí por siempre alejado de su habitual forma de vida.
Los demás viajeros aprenderán o recibirán mas de la ciudad y de sus habitantes que lo que les aportaba el mundo exterior por lo que optarán por permanecer en ella. Conway, por fin, encontrará cuál es su destino y obrará en consecuencia.

El elenco de actores, capitaneado por Ronald Colman, configura un reparto excepcional que cumple sobradamente lo que Capra pretendía. Dan verosimilitud a personajes estereotipados como puede ser el propio Conway, un flemático inglés que es capaz de ver mas allá de las cortas miras de su hermano, un ambicioso y potencial político que no es capaz de entender la ventajas de la vida en Shangri-La. Arropan a Colman otros actores como Sam Jaffe en el papel del padre Perrault o el Gran Lama. Este actor tenía mucho más papel, pero fue recortado en los montajes posteriores, que le convertían casi en un personaje ininteligible.

Técnicamente es de destacar los impresionantes diseños de producción. Las maquetas y los decorados de la mítica ciudad proporcionaron un Oscar a su autor. Este diseño de producción fue lo más costoso de la película, pero realmente es espectacular y desde luego magnifica el espectáculo visual. Un apoyo a la visualización es Max Steiner, que compone una partitura que, sin tener pasajes excepcionales, une de manera más que eficaz los pasajes dramáticos y los de aventuras, modelando diferentes ámbitos musicales para cada una de las escenas. Es una partitura suave y agradable que aporta solidez al film.

Los encargados de efectos especiales tuvieron su participación fundamental en las escenas de acción, el aterrizaje del avión, y fundamentalmente en dar verosimilitud a los decorados de Shangri-La, mediante técnicas de exposición múltiple y de movimientos de cámara sobre decorados y maquetas en movimiento.

Técnicamente Capra se muestra como un maestro en las escenas de movimientos masivos de actores. Dos escenas reflejan esa maestría: la escena del aeropuerto, con cientos de chinos intentando la huida y la escena del entierro del Gran Lama, felizmente rescatada. En esta última escena es magnífico un movimiento de cámara novedoso que permite contemplar la enorme fila de dolientes que van a rendir su último homenaje a su patriarca desde unos ángulos y encuadres no habituales. Esta escena sería homenajeada en la película Conan el bárbaro (John Millius, 1982), concretamente en el final de Tulsa Doom.

LA VERSIÓN

La exhibición original de Horizontes perdidos en 1937 tenía 132 minutos de duración. Las posteriores versiones acortaron en casi 25 minutos el metraje original, que se dio por perdido. En 1967 el negativo original se había deteriorado y no existía ninguna copia que contuviera los 132 minutos originales. En 1973 el Instituto Americano de Cinematografía encontró un sound track que contenía esos 132 minutos originales pero al que le faltaban siete minutos de imagen.
A partir de ese descubrimiento se rastreó por las filmotecas mundiales para encontrar las partes perdidas de la película y otras escenas en mejor estado, para así ensamblar el film definitivamente. La reconstrucción última de la película original ha sido realizada por Sony Pictures Entertainment y la Universidad de California (UCLA). Los siete minutos de ausencia de imágenes se han solventado mediante fotogramas congelados y fotografías de producción del film.

Esta reconstrucción digital posee una calidad excelente en la mayoría de su metraje. Sin embargo, hay partes obtenidas de copias en 35 mm. que fueron obtenidas a su vez de copias en 16 mm. en tiempos en los que no se contaba con las técnicas actuales de repicado digital, y se nota la extremada baja calidad de los originales con que se ha contado para su restauración.

Las novedosas escenas que se incluyen en la reconstrucción mejoran indudablemente la historia, pudiéndose ver escenas que no se habían podido contemplar casi desde el año de estreno. Y la mejoran porque se reconstruye linealmente la historia que Capra concibiera en origen, sin los cortes que se dieron posteriormente. Estas escenas eliminadas hacían en cierta manera confusos algunos pasajes que ahora se pueden contemplar en toda su integridad. Además, se ha conservado el montaje tal y como lo concibió el director para su primer pase público; realmente, la película había tenido en su preestreno otro comienzo y otro final: contada en flashbacks, la historia se narraba sin guardar una linealidad dramática. Capra, en vista del poco éxito de su pase previo, optó por remontar este principio y eliminar los flashbacks. Ésa fue la versión estrenada para el público y la que podemos contemplar en el enlace.
Remake: Lost horizon USA (1973)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hablando de Capra tambien esta my bien la de "john doe".Ya veras como te gusta.